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Foto del escritorLa Nacional Carnicería

7 mitos sobre el consumo de carne


En muchas ocasiones encontramos información contradictoria con respecto a hábitos de consumo, alimentos, nutrientes, dietas y demás. Lo único cierto es que lo que funciona para una persona, puede no funcionar para otra. Sin embargo, hay algunos aspectos sobre el consumo de carne sobre las cuales se han creado algunos mitos que vale la pena discutir y aclarar.

  1. Los humanos no deberían consumir carne Se han conocido estudios simples en los que se ha podido llegar fácilmente a la conclusión de que los humanos estamos en condiciones idóneas para el consumo de carne. Esto se debe principalmente a 2 factores: el primero es el diseño de nuestra dentadura, la cual nos permite poder masticar fácilmente este tipo de alimento y el segundo es que nuestro sistema digestivo puede procesar perfectamente este alimento y extraer sus nutrientes. En ocasiones se afirma que nuestra biología y fisiología no es compatible con el consumo de carne, sino con una dieta vegetal como la de los primates. Sin embargo, los humanos hemos comido carne y proteína animal desde hace miles de años por ende nuestro cuerpo, tracto digestivo y dentadura están perfectamente adaptados para su consumo. Algunas teorías sugieren incluso, que el consumo habitual de carne en la dieta propició el desarrollo de las herramientas, cambios en la fisionomía de los homínidos y hasta impulsó el desarrollo cognitivo de nuestra especie. Se podría decir que comer carne nos hizo humanos.

  2. El valor nutricional de la carne es escaso Es cierto que muchos de los nutrientes que necesitamos, se encuentran fácilmente en la naturaleza, sin embargo, lo que no se menciona en ocasiones, es que precisamente en la carne se encuentra una gran cantidad de vitaminas y proteínas que difícilmente podríamos obtener de alimentos vegetales. Se puede llegar entonces a la conclusión de que efectivamente se podría vivir sin consumir carne, pero que se vive mucho mejor consumiéndola. La carne aporta importantes dosis de vitaminas, como la B12, B3 o B6, entre otras, además de importantes minerales como el zinc o el hierro, vitales para nuestro organismo. Además es una proteína de gran calidad de la que podemos obtener creatina y carnosina, componentes que actúan incrementando nuestros niveles de energía y también como antioxidantes.

  3. El consumo de carne ayuda al incremento de peso A todos nos ha pasado en algún momento que comemos cierta cantidad de carne nos sentimos llenos y satisfechos con la comida. Esto se debe principalmente a que la carne tiene una alta dosis de proteína, lo que hace que se reduzca el apetito. Cuando hablamos de alimentación y nutrición debemos ser conscientes que el aumento de peso no viene dado por el consumo de un alimento específico, sino de la combinación de muchos hábitos, factores genéticos, el origen de nuestros alimentos, su calidad y de cómo los integramos en nuestra dieta. Es importante que nuestra dieta sea equilibrada y se componga de proteínas magras, procedentes de la carne, del pescado, además de vegetales, legumbres, frutas y mucha agua. Además, cabe señalar que la forma cómo preparamos los alimentos también influye en el aumento de peso: nunca será lo mismo comer un chuletón asado o al horno, que freírlo directamente en aceite, lo que puede sumar muchas calorías y grasas innecesarias y de menor calidad.

  4. La carne aumenta el colesterol El colesterol se encuentra únicamente en alimentos de origen animal, como las carnes, vísceras, embutidos, lácteos enteros, huevos y mariscos. Sin embargo, sólo una parte del colesterol de la dieta se absorbe en el intestino. La carne roja no tiene más colesterol o grasas saturadas que el pollo, el pescado o la proteína vegetal. Por lo mismo, no es necesario eliminarla por completo, simplemente consumirla de manera consciente en una dieta balanceada con una proporción adecuada entre proteínas de origen diverso, tanto animal como vegetal. Tanto el colesterol como las grasas saturadas son grasas necesarias para el buen funcionamiento del organismo, es por eso que la carne no plantea un riesgo siempre y cuándo se consuma dentro del contexto de una dieta balanceada que aporte los nutrientes necesarios para encontrar el equilibrio.

  5. La carne debilita lo huesos Se dice que el consumo habitual de proteína animal puede aumentar la acidez del cuerpo y que para contrarrestar este efecto, el organismo toma calcio de los huesos lo que puede debilitarlos con el tiempo. Sin embargo, varios estudios sugieren que por el contrario, una dieta sin carne puede ocasionar una deficiencia de calcio y proteínas en el organismo, lo que puede debilitar los huesos y hacerlos propensos a fracturarse más fácilmente. La salud ósea depende del equilibrio entre varios nutrientes y minerales como lo son el calcio, el potasio y el fósforo entre otros. Por lo anterior, la clave está en el balance. Ningún único alimento aporta todos los nutrientes necesarios para todas las funciones del organismo, es por esto que la carne, como cualquier otro alimento aporta nutrientes, proteína y vitaminas que deben ser complementadas de forma adecuada en una dieta balanceada.

  6. La carne es perjudicial para el corazón Se ha extendido la creencia de que la carne roja es responsable directa de enfermedades cardíacas, lo que nos resulta curioso, teniendo en cuenta que el consumo de carne se remonta a tiempos inmemoriales y ha acompañado a la humanidad desde que se tiene memoria, mientras que las enfermedades cardíacas se han disparado en las últimas décadas, muchas veces derivadas del estrés, malos hábitos, sedentarismo y una mala alimentación. Se ha demostrado que la carne roja magra (sin grasa), al no aumentar el colesterol de forma significativa, puede ser incluida dentro de una dieta balanceada que no afecte al corazón teniendo en cuenta un consumo moderado y con métodos de cocción apropiados. Adicionalmente, la carne de res contiene aminoácidos como taurina y arginina, los cuales pueden ayudar a la disminución de la presión arterial.

  7. La carne causa cáncer Existen muchos estudios de diversa índole que indican muchas posibles causas para el cáncer como lo son la obesidad, la falta de actividad física, el exceso de alcohol, el tabaquismo y factores tanto ambientales como genéticos. El consumo de carnes rojas está débilmente relacionado con el cáncer de colon, es decir, no existe una correlación directa, sin embargo ante esta disyuntiva, se recomienda una dieta equilibrada, hábitos saludables y que el consumo de carnes esté acompañado de fuentes de fibra para ayudar a mejorar la digestión y al funcionamiento adecuado del intestino.

Esta información es entregada como referencia. No constituye, ni sustituye de ninguna manera el consejo médico especializado. Si estás interesado(a) en saber más sobre este tema y llevar a cabo ajustes en tu dieta, te invitamos a consultarlo con un especialista calificado que pueda guiarte de la forma más adecuada posible teniendo en cuenta tus objetivos, estado de salud y demás consideraciones pertinentes Fuentes:

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